Hay actos de belleza que trascienden lo cotidiano para convertirse en declaración. Por ejemplo, el perfume que se queda en la memoria y el labial que deja huella en la piel del día. Ambos son más que adornos; son firmas personalizadas. Son expresiones de nuestra identidad, de lo que fuimos, somos y seremos a lo largo de nuestra vida. Hoy, Givenchy reúne esas dos fuerzas: lo invisible y lo visible. Y nos recuerda que la belleza no es solo presencia, sino esencia.

Por aNDREA BAU

De prohibido a imprescindible

La historia de L’Interdit de Givenchy nació de un acto de rebeldía. En 1957, la reconocida actriz Audrey Hepburn prohibió su comercialización para que el privilegio de su esencia siguiera siendo exclusivo. La fragancia se convirtió en un ícono dentro de la industria de la belleza. Una esencia que nació con un ‘no’ y terminó marcando todos los ‘sí’ de la historia de la Maison.

Más de seis décadas después, L’Interdit Parfum no repite la historia: la intensifica. Lo que alguna vez Hepburn quiso mantener en secreto, hoy se ha convertido en una obsesión para los devotos de la perfumería.

Su magnetismo está en la dualidad de sus notas. La sorpresa amarga de la almendra se enfrenta a la suavidad aterciopelada de la mimosa. Un ramo de flores irradia luz con nardo, jazmín y azahar, sostenidos por la densidad del vetiver, pachulí y otros bálsamos. Un contraste que mantiene viva la rebeldía con la que nació, transformando a L’Interdit Parfum en el nuevo lujo más irresistible de Givenchy.

Givenchy L’Interdit Parfum
Givenchy L’Interdit Parfum (Cortesía)

Identidad en mate

Si L’Interdit nació de un “no” que se volvió mito, Le Rouge representa la otra cara de esa rebeldía. Es el “sí” en color capaz de convertirse en declaración. Nació en 1962, cuando la Maison decidió lanzarlo como un arma que desafiara lo establecido. Sus tonos audaces rompían con la discreción femenina de la época. Desde entonces, llevar un labial de Givenchy nunca ha sido un adorno, sino un acto de presencia.


Hoy, esa audacia se reescribe en Le Rouge Velvet Matte. No es un labial pensado para disimular, sino para marcar. Su fuerza —como en L’Interdit Parfum— también está en el contraste: una textura ligera que se siente como nada, pero un color que lo dice todo. En Givenchy, el mate deja de ser rígido para transformarse en el gesto más cómodo, potente y, sí, inolvidable. 

La colección se revela en doce tonos que van del nude que se funde con la piel al rojo que exige atención. Entre ellos, tres ya son íconos por sí mismos: George 5, un beige almendra atemporal; Tailored Nude, un rosa palo que emana el más puro romanticismo; y Blushing Tulle, un rosa intenso que transforma la suavidad en carácter. No son solo colores: son formas de decir quién eres sin pronunciar una sola palabra.

Givenchy Le Rouge Velvet Matte
Givenchy Le Rouge Velvet Matte (Cortesía)

Dos declaraciones

La herencia de Givenchy se concentra en L’Interdit Parfum y Le Rouge Velvet Matte. Dos creaciones que llevan el peso de la historia y lo transforman en presente. El perfume que nació de un ‘no’ y el labial que se convirtió en un ‘sí’. Ambos encuentran en 2025 su versión más intensa. La esencia y el color: juntos forman el recordatorio de que la belleza, para la Maison, siempre ha sido más que adorno: es identidad.