La fundadora de Latinas in Beauty transformó una experiencia de ausencia en una fuerza cultural que reescribe el futuro de la industria.
Algunas figuras no llegan para ocupar un espacio, sino para crear uno nuevo. Ese es el caso de Emily Pérez. Su vida es la prueba de que la ausencia —cuando se enfrenta con lucidez y con estrategia— puede convertirse en brújula. Que el silencio de la representación puede transformarse en una voz coral que cambia industrias enteras. Y que lo que alguna vez se sintió como invisibilidad puede convertirse en un mapa de futuro.
Fundadora de Latinas in Beauty, Emily no es solo líder de una plataforma: es la arquitecta de un movimiento que reescribe lo que significa pertenecer, liderar y transformar dentro de la industria global de la belleza.
Por Claudia Valdez
De la invisibilidad a la voz colectiva
La infancia de Emily en Estados Unidos, tras emigrar desde Brasil, estuvo marcada por la condición de ser “la primera”: la primera en su familia en entrar a Corporate America, la primera en abrirse camino en un territorio donde no había referentes que se parecieran a ella.
“Creí que el mérito hablaría por sí mismo. Pero pronto entendí que el mérito sin voz se vuelve invisible”, recuerda. Ese descubrimiento se convirtió en su misión: evitar que otras mujeres latinas repitieran el mismo guión. Así nació Latinas in Beauty, no como un proyecto paralelo, sino como la respuesta a una deuda histórica.
El gesto de fundar: pasar del yo al nosotras
Más de una década en multinacionales de belleza le había dado experiencia, pero no un cambio estructural. El verdadero salto fue otro: crear un espacio propio. Un lugar donde compartir recursos, generar oportunidades y, sobre todo, reconocer el poder colectivo de una comunidad que sostiene al mercado pero que rara vez ocupa el centro de la narrativa. Emily lo dice con claridad: “El avance no vendría de esperar que las estructuras existentes nos abrieran la puerta. Vendría de construir nuestra propia sala”.
Latinas in Beauty, nacio como la respuesta a una deuda histórica.

El impacto de institucionalizar un movimiento
En 2024, Latinas in Beauty se constituyó como organización sin fines de lucro. Ese gesto no fue administrativo, fue político: la confirmación de que la comunidad latina en belleza ya no podía ser tratada como una nota al pie.
“Fue la manifestación física de nuestra convicción: somos más fuertes juntas”, afirma. Ese paso le dio al movimiento otra escala: lo que nació como red de acompañamiento se convirtió en entidad capaz de sentarse a la mesa de las grandes corporaciones y decir: invertir en nosotras no es filantropía, es estrategia.
Diversidad, equidad, representación: cuando las
palabras vuelven a pesar
En un mundo corporativo donde estas palabras se repiten hasta vaciarlas, Emily las rescata con la fuerza de la vivencia:
- Diversidad es abrazar la riqueza de las diferencias.
- Equidad es reconocer que no todas partimos del mismo lugar y usar nuestro privilegio para nivelar.
- Representación es decidir deliberadamente que todas las voces estén en la mesa.
Pero va más allá: Latinas in Beauty no es un programa de inclusión. Es una estrategia de negocio y de futuro. “Las latinas impulsamos el crecimiento del mercado. Nuestra influencia es innegable. Ignorarnos no solo es injusto, es irracional desde cualquier punto de vista empresarial”.
“Las latinas impulsamos el crecimiento del mercado. Nuestra influencia es innegable.”
Tenacidad: el verdadero nombre de nuestra fuerza
Cuando se habla de liderazgo latino, se invoca casi siempre la palabra resiliencia. Emily prefiere otra: tenacidad.
“Resiliencia habla de resistencia. Tenacidad habla de estrategia. Es la negativa feroz a rendirse, es la inteligencia obstinada que no solo escala barreras, sino que las derrumba”.
Mentoría, espejo y legado
La mentoría ocupa un lugar central en su visión. Si pudiera volver a hablar con su yo de 20 años, Emily sería contundente: “Nunca dudes si perteneces aquí. No llegaste por suerte, llegaste por tu ingenio, tu disciplina y tu visión. Esa capacidad de abrir camino donde no hay rutas trazadas es tu mayor fortaleza”. Su mirada al futuro es igual de clara: “Quiero que cuando se escriba la historia de Latinas in Beauty se diga que no fuimos solo una plataforma, sino el punto de inflexión que redefinió la industria”.

“Nuestra comunidad no conoce fronteras. Lo que construimos aquí pertenece a todas las latinas del mundo”
Global por definición
Aunque fundada en EE. UU., Latinas in Beauty nació con vocación global. Canadá, México, Perú, Reino Unido, Australia: los mensajes llegan de todas partes. “Nuestra comunidad no conoce fronteras. Lo que construimos aquí pertenece a todas las latinas del mundo”, afirma.
Ese eco global es quizás la mayor prueba de su fuerza: lo que comenzó como un esfuerzo personal hoy es un movimiento cultural transnacional.
Epílogo: el mapa reescrito
La obra de Emily Pérez no se mide solo en impacto, sino en significado. Ha demostrado que la belleza es mucho más que estética: es identidad, es economía, es poder cultural.
Y ha recordado que la representación no es concesión, es justicia. Latinas in Beauty no es únicamente una rede. Es un manifiesto. Una arquitectura de futuro. Un mapa que transforma lo invisible en visible, lo individual en colectivo y lo disperso en una fuerza global.